El vínculo más fuerte de Kent Haruf, texto comentado el 4 de octubre de 2022

En el horizonte, desde donde nace hasta donde muere el sol, se ven nada más que trigales amarillos que se ondulan agitados por una suave brisa de verano. De vez en cuando, también se ve una casa y un hombre alto y fornido que repara una cerca con alambre. Algunas veces, una mujer joven y bonita que ordeña una vaca lechera. También terneros y un establo. En el galpón, estacionada, una máquina espigadora. En la colina, un álamo de Virginia que le da sombra a la tumba de una mujer.

En esos parajes lánguidos, en el invierno de 1976, aparecieron en la portada del Denver Post, las caras de los hermanos Edith y Lyman Goodnough. El periódico insertó entre un rostro y otro las fechas de nacimiento del padre y de la madre, hechos ocurridos en 1870 y 1872, respectivamente; e incluyó la fecha del casamiento y el nacimiento de sus dos hijos, 1897 para Edith y 1899 para Lyman. El motivo del inserto en el periódico era la acusación que pesaba sobre Edith, a la fecha una anciana octogenaria, de asesinar a su hermano.

Nosotros los lectores, nos enteramos de la historia a partir de la voz de Sanders Roscoe, granjero vecino de los Goodnough, quien se la cuenta a un periodista que anda investigando la noticia. Pero a pesar de lo que aparentan estas primeras líneas, la historia que tiene Sanders para contarnos no es la historia de un crimen (aunque también lo es) sino la historia de cuatro generaciones de granjeros del pueblo de Holt, en Colorado.

En esta historia hay nacimientos y hay muertes; hay accidentes que quiebran no una vida sino muchas; hay amores frustrados que a pesar de que no pudieron materializarse en un matrimonio siguieron siendo amores de toda la vida; hay aciertos y hay errores.

El título original del libro es The tie that binds, la traducción al español fue El vínculo más fuerte, en ambos casos la pregunta que me surge y quiero contestar es esta: ¿cuál sería ese vínculo? o ¿cuál es sería ese lazo que une?

Varias imágenes vienen a mi cabeza, pero la primera y única a la que me voy a referir es esa en donde Hannah, la madre de John Roscoe (padre de Sanders), una anciana mestiza de pelo negro, se sentó en una silla de madera, con su pipa en la mano a esperar junto a la cama de Ada, la madre de Edith Goodnough, la muerte de la mujer. Ada, moribunda, no quería sino a esa mujer de compañía. Le tendió su mano ya sin fuerzas desde debajo de las sábanas y una vez que después de varios días en que no se despegaron, Hannah la vio morir, guardó la mano ahora fría debajo de las tapas, bajó las escaleras del segundo piso y se volvió a su casa sola. Como si el destino de los Roscoe fuera el de ayudar a los Goodnough hasta el final de la vida.

Pensándolo creo que los vínculos no son solo con las personas, con la familia o con los amigos; también estamos estrechamente a la tierra que nos vio nacer, a esa tierra que trabajamos, estamos unidos incluso a los pájaros que libremente se posan en las ramas de los árboles que crecen en nuestras casas. Creo que el vínculo más fuerte es con la propia vida que se sostiene en este mundo.   


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El vínculo más fuerte

Kent Haruf

Literatura Random House

238 páginas.



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