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Mostrando las entradas de mayo, 2025

Sigrid Nunez, Los vulnerables

  1 La novela se desarrolla en Manhattan, Nueva York, durante el confinamiento que vivió gran parte del mundo durante la pandemia de coronavirus. Un papagayo queda solo en un departamento, luego de que su dueña no puede regresar porque ha quedado atrapada en una ciudad lejana. La dueña le pide a una amiga que consiga a alguien que viva cerca y que pueda desplazarse a pie hasta donde se encuentra el animal para cuidarlo. Quien se encarga del cuidado del papagayo es la narradora de esta historia, quien resulta ser una escritora. Una trama urdida de tal forma que ofrece la oportunidad de reflexionar sobre los más variados temas.   2 Al ser la narradora de esta novela una escritora, las citas y referencias a otros autores se integran natural y armoniosamente en la historia . La narración se inicia con una frase del libro Los años, de Virginia Woolf: “Era una primavera vacilante”. Y luego desfilan Dickens, en Casa desolada ; Paul Auster y J.M. Coetzee, en un libro de conv...

Juan Cristóbal Peña, Letras torcidas

  Yo tendría unos diez años. Estaba sentada sobre la cama en el dormitorio de mis padres, la lamparilla sobre el velador estaba encendida y emitía una débil luz amarilla, supongo que debía ser de noche. De pronto, desde el otro lado de la pared, comencé a escuchar una melodía que me hacía sentir profundamente desamparada. La melodía era preciosa, pero triste; me recordaba, a su vez, la dramatización de algún cuento infantil que la llevaba de fondo, y que yo había visto en la televisión. ¿La Caperucita Roja?, ¿Hansel y Gretel?, ¿otro? Tal vez en la dramatización había un bosque oscuro, y una niña, o unos niños, que caminaban solos y confiados, sin sospechar los peligros a los que se hallaban expuestos. La melodía era muy simple, y en mi recuerdo era ejecutada por una guitarra o algún instrumento de cuerda antiguo. Barroco, tal vez. Quizás el cuento estaba ambientado en el Renacimiento. Creo que esa fue la primera vez que tuve conciencia de un estado que hoy en día puedo nombrar co...

Han Kang, La vegetariana

Planto el momento en que se inició la locura de Yeonghye el día en que su padre mató, de la manera más salvaje imaginable, al perro que la mordió cuando ella tenía nueve años, y luego al ritual en que tuvo que comerse la carne del animal para que, según sus mayores, se le curara la herida. ¿Habrá alguien que no quede dañado psíquicamente luego de presenciar un hecho tan violento como el descrito en estas páginas? Pienso que el daño habría sido aminorado si no hubiese quedado guardado echando raíces en su interior, abonado con el desprecio e incomprensión de las personas que se supone deberían haberla querido.    Me pregunto si se podría haber evitado la locura, mantenerla a raya, al menos, si en su vida, ese padre autoritario no hubiese querido imponer siempre su voluntad, si esa madre sumisa hubiese tratado de comprender el fondo de su rebeldía, si su marido la hubiese querido como algo más que su sirvienta. Si cualquiera de ellos, su familia, la hubiese mirado más a ella...