La mejor voluntad, de Jane Smiley
En una finca a las afueras de Moreton, Pensilvania, Bob y Liz Miller han construido una feliz familia junto a su pequeño hijo Tom. Lo han hecho con esfuerzo y tenacidad, logrando en muchos aspectos ser autosuficientes. Cultivan sus propias hortalizas, y han plantado los árboles frutales que los abastecen invierno y verano. También crían a los animales que luego los proveerán de carne para comer y vender: carneros y pavos. Cardan su propia lana para abrigarse y construyen sus propios muebles. No tienen electricidad, ni teléfonos, y el pequeño Tom no ve programas en la televisión. Tampoco tienen automóvil y cuando requieren algo del pueblo van caminando, en bicicleta o, si es invierno, sobre skyes. Mucha de la ropa la obtienen en las tiendas de beneficencia o practican el trueque. Quieren, entre otras cosas, que el dinero no sea central en sus vidas. No es una vida cómoda pero a cambio, se sienten satisfechos, sobre todo Bob: “Cuando contemplo la habitación de mi hijo, mi satisfacc...